SUSAN SONTAG: Sobre la fotografía (CAPÍTULO III - Objetos Melancólicos)
Man Ray (Emmanuel Radnitzky) - Rayograph - 1922
Las artes en las cuales el surrealismo se ha consolidado son la ficción, el teatro, las artes del ensamblaje y sobre todo, la fotografía. El legado surrealista en fotografía llegó a parecer trivial a medida que el repertorio de fantasías y accesorios surrealistas era absorbido con celeridad por la alta moda de los treinta, y la fotografía surrealista ofreció sobre todo retratos de un estilo amanerado reconocible en cuanto al uso de las mismas convenciones decorativas introducidas por el surrealismo en otras artes, especialmente en la pintura, el teatro y la publicidad. La actividad fotográfica convencional ha mostrado que una manipulación o dramatización surrealista de lo real es innecesaria, cuando no en efecto redundante. El surrealismo se encuentra en la médula misma de la empresa fotográfica: en la creación misma de un duplicado del mundo, de una realidad de segundo grado, más estrecha pero más dramática que la percibida por la visión natural. Cuanto menos retocada, menos manifiestamente artesanal y más ingenua, mayor autoridad parecía tener la fotografía.
Las primeras fotografías surreales son del decenio de 1850, cuando por primera vez los fotógrafos salieron a merodear las callesde Londres, París y Nueva York en busca de un espontáneo trozo de la vida. Estas fotograflas, concretas,particulares, anecdóticas (aunque la anécdota haya sido borrada) -momentos de un tiempo perdido, de costumbres desaparecídas-, nos parecen ahora mucho más surreales que toda fotografía abstracta y poética a fuerza de sobreimpresión, subimpresión, solarización y lo demás.
Lo que vuelve surreal una fotografía es su irrefutable patetismo como mensaje de un tiempo pasado, y la concreción de sus alusiones sobre la clase social.
El fotógrafo es una versión armada del paseante solitario que explora, acecha, cruza el infierno urbano, el caminante voyeurista que descubre en la ciudad un paisaje de extremos voluptuosos. La fotografía debe servir a un propósito enaltecido: descubrir una verdad oculta, preservar un pasado en extinción.
«Cada aldea -escribía Stone- tiene una historia que podría preservarse por medio de la cámara».
Lo surreal es la distancia que la fotografía impone y franquea: la distancia social y la distancia temporal. El fotógrafo saquea y preserva, denuncia y consagra a la vez. La
fotografía expresa la impaciencia estadounidense con la realidad, el
gusto por actividades instrumentadas por una máquina.
August Sander (German. 1876–1964). Circus Artists. 1926–32.
Gelatin silver print, 10 3/16 × 7 3/8″ (25.8 × 18.7 cm). The Museum of
Modern Art, New York. Gift of the artist. © 2016 Die Photographische
Sammlung/SK Stiftung Kultur - August Sander Archiv, Cologne/ARS, NY
«No tengo la intención de criticar ni de describir a esta gente», afirmó Sander.
Berenice Abbott - Grand central station New York 1936
Como escribe Berenice Abbott: «El fotógrafo es el ser contemporáneo por excelencia; a través de su mirada el ahora se vuelve pasado».
Las fotografías, que transforman el pasado en objeto de consumo, son un atajo. Toda colección de fotografias es un ejercicio de montaje surrealista y el compendio surrealista de la historia. Las fotograflas son, desde luego, artefactos. Pero su atractivo reside, en un mundo atestado de reliquias fotográficas, en que también parecen tener la categoría de objetos encontrados, rebanadas no premeditadas del mundo. Así, trafican simultáneamente con prestigio del arte y la magia de lo real.
La apropiación surrealista de la historia también implica un aire de melancolía, además de una voracidad e impertinencia superficiales. La fotografía es el inventario de la mortalidad. Las fotografías declaran la inocencia, la vulnerabilidad de las vidas que se dirigen hacia su propia destrucción, y este vínculo entre la fotografía y la muerte lastra todas las fotografías de personas..
Las fotografías transforman el pasado en un objeto de tierna reminiscencia, embrollando las distinciones morales y desmantelando los juicios históricos mediante el patetismo generalizado de contemplar tiempos idos. Una fotografía también podría describirse como una cita, lo cual asemeja un librode fotografías a uno de citas.
Self-Portrait, Pregnant, N.Y.C., 1945, DIANE ARBUS (1923-1971)
Como al coleccionista, al fotógrafo lo anima una pasión que, si bien parece dedicada al presente, est vinculada a una percepción del pasado.
La vida no consiste en detalles significativos, iluminados con un destello, fijados para siempre. Las fotografías sí. El atractivo de las fotografías, el señorío que ejercen en nosotros, consiste en que al mismo tiempo nos ofrecen una relación experta con el mundo delmundo y una aceptación promiscua del mundo.
Audrey Hepburn (1964) Photographed by Cecil Beaton.
Marx reprochó a la filosofía que sólo intentara comprender mundo en vez de intentar transformarlo. Los fotógrafos, operando dentro de los términos de la sensibilidad surrealista, insinúan la vanidad de intentar siquiera comprender el mundo y en cambio nos proponen que lo coleccionemos.
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